Llevo días preguntándome cómo será la vuelta al trabajo. ¿Cómo será ese primer día de trabajo de verdad?, no esto que he hecho estas últimas semanas. ¡Todo el día sentado ante el ordenador! sin hablar con nadie, peleándome con hojas de Excel, entrando facturas, atendiendo llamadas y levantándome únicamente cada dos horas para ir a la cocina a comer algo, a por un café o para ir al lavabo, que ya empiezo a tener una edad.
Volver. Sí, ¡por favor! al trabajo de verdad, al de antes, al de siempre. Añoro conducir a marcha lenta con manos libres y los atascos hasta llegar a la fábrica. Aparcar el coche en mi plaza de parking, esas rayas que separan coches ¿habrá rayas en la oficina también para nosotros? ¿para separarnos y que mantengamos la distancia social? Y saludar con desgana al agente de seguridad de la puerta, como si no quisiera verlo, pasar la tarjeta por el lector del torno, subir a las oficinas, saludar a los compañeros como si de verdad quisiera verlos y poner en marcha el ordenador y permanecer ante la pantalla, ante mis amadas facturas y hojas de cálculo ¿me habrán echado ellas de menos tanto como yo a ellas? Y despegar mis nobles nalgas de la silla una vez cada dos horas, ahora para un café ahora para ir al baño ¿a una hora asignada? ¿por turnos?, ¿por edad y género? ¿por departamentos? Y un par de veces más para comer algo o para comer un poco más.
Y levantarme una última vez, por la tarde, muy tarde, y decir hasta mañana, bajar las escaleras ¿por turnos? ¿o en fila india, respetando la distancia de seguridad? y pasar la tarjeta por el lector del torno de entrada, saludando a desgana al guardia de seguridad y gruñir hasta mañana, como siempre; que no hay que perder las buenas costumbres.
Y meterme en el coche. Solo, que es pequeño y es imposible disfrutar de la compañía de un pasajero y respetar la distancia de seguridad a la vez. Y escuchar la radio durante la hora u hora y media que siempre he tardado en llegar a casa. ¿o mañana, quizás el atasco será menor y tardaré menos?
Pero todo eso será mañana, cuando vuelva a la normalidad.
JORDI LOPEZ DALTELL